01 agosto, 2011

Capítulo 6

Hacía unas horas que Cid había llegado a Pinamar. Ya instalado en el hotel lo único que deseaba con desesperación era conseguir un buen desayuno. Después de acomodar su equipaje y de relajarse en la habitación, ya estaba listo para alimentarse.
Al entrar al comedor del complejo hotelero, observó el lugar y se decidió por una mesa que daba al jardín principal. La mucama le tomó la orden y con amabilidad le trajo un suculento desayuno.
Mientras la muchacha le iba sirviendo el café, Cid podía percibir la mirada más que interesada de la joven. Le sonreía con discreción, sin embargo no podía disimular el interés que él le había despertado.
El coqueteo de la chica le había levantado bastante la moral. Desde la separación de su esposa hacía más de dos años atrás, algunas mujeres habían pasado por su vida sin dejarle ningún recuerdo en especial.
Se casaron con Lila cuando sólo tenían 20 años. Una locura total. Después del divorcio se había vuelto más taciturno y solamente salía con mujeres que lo sedujeran lo suficiente como para tener un buen rato de sexo ocasional.
Pensar que su madre siempre lo había definido como el más romántico de sus tres hijos. Ahora a los 25 años y viendo el tema a la distancia, podía aceptar con cierto pesar que en realidad nunca se había enamorado de nadie.
Lila fue su novia de adolescencia y a pesar de haber atravesado unas cuantas separaciones finalmente habían decidido casarse. Viajaron, se divirtieron y pensaron que el matrimonio era una aventura estupenda.
Las cosas no tardaron en complicarse. Apenas eran dos chicos jugando a ser mayores.
El mes anterior había recibido noticias de ella. Hacía un año que la chica se había radicado en España y estaba trabajando en una empresa de publicidad. La separación se efectuó en muy buenos términos. Ambos se tenían mucho cariño y no existía ningún motivo que los enfrentara. Era un capítulo más que cerrado.
Sin embargo la sensación de no haber encontrado a alguien a quien amar lo perturbaba desde hacia bastante tiempo.
“Yo, caminaré entre las piedras hasta sentir el temblor en mis piernas”
La letra de la canción lo golpeó con una brutalidad inusitada. Aguzó el oído y se dedicó a escuchar la música con más atención.
“A veces siento temor, lo sé, a veces vergüenza. Hay una grieta en mi corazón un planeta, con desilusión.”
Su mirada se fue perdiendo en el jardín hasta detenerse finalmente en el mar. Estaba más azul que nunca. Sintió un leve escalofrío y decidió que ya era hora de ir hasta la playa. Casi salió corriendo del hotel. Apenas cruzó la calle que lo separaba del balneario, se sacó las zapatillas y sintió con absoluto placer el roce de la arena en la planta de los pies. Se deshizo del sweater y de la remera. Abandonó sus cosas cerca de la orilla y se encaminó hacia el mar.
El agua fría lo hizo temblar. De pronto sintió que el pecho se le encogía y que unas cuantas lágrimas saladas le brotaban de los ojos.
“Mierda”, pensó.
No lloraba de esa forma desde la muerte su madre.



Ámbar Pierre aguardaba a su hermana desde hacia más de media hora. Odiaba que la dejase esperando tanto tiempo.
“Es una estúpida”, pensó con rabia.
Nunca se habían llevado bien. Eran tan distintas. A ella le fascinaba devorarse la vida, mientras que Topacio vivía aferrada a las normas que su abuela había establecido desde que ellas habían perdido a su madre en un accidente.
Ni siquiera tenía gusto para vestirse. Era aburrida y no tenían nada para compartir. Ámbar adoraba el rap y bailar hasta el amanecer. En cambio Topacio sentía debilidad por la música romántica y la torturaba con esas baladas tan edulcoradas. Eso lo había heredado de su madre. Ella tenía una colección enorme de canciones románticas de los ochenta. Su hermana veneraba esos discos y los cuidaba con devoción. Horas y más horas de letras que no significaban nada en absoluto. Un mundo irreal que no reflejaba las sensaciones que ella experimentaba hoy en día.
Ámbar volvió a suspirar y admitió que lo que su hermana hiciera con su vida poco y nada le interesaba.
-Se me hizo tarde. La abuela necesitaba unos libros y los fui a buscar y…
No la dejó terminar de hablar. Para ese momento toda la rabia acumulada le hizo escupir las palabras.
-Siempre lo mismo. No hables más.
Se levantó de la mesa y caminó con violencia hacia el local de ropa que estaba frente a la confitería.
Topacio suspiró resignada. Cada día soportaba menos a su hermana. Ya no sabía como tratarla. Intentaba comprenderla pero siempre terminaba igual. Discutían todo el tiempo. Y cada vez se soportaban menos. La mayoría de las veces Ámbar le parecía una zafada. Era insoportable verla seducir a cualquiera con una impunidad desagradable. No entendía el motivo por el cual su hermana pasaba todas las cosas por el mismo tamiz.
Para ella la vida era una especie de cacería. En cuanto localizaba el objeto de su deseo atacaba con ferocidad. No le importaban los recursos que debía utilizar para obtener lo que pretendía. Y sólo tenía 18 años.
Pronto iba a tener que empezar a pensar en su futuro. Las reglas eran muy claras y el Clan no iba a permitir ninguna clase de descontrol en el orden establecido.
Muchas noches se habían quedado conversando sobre este tema con su abuela. La anciana aún guardaba ciertas esperanzas con respecto a la chica. Por el contrario Topacio vislumbraba un sinfín de dificultades. Su hermana era una chica tan difícil.
Pensó en lo que iban a enfrentar y una mueca sombría le desdibujó los labios.

4 comentarios:

MORGANA dijo...

¿Son dos historias distintas?
me gustan ambas,en la primera puedo sentir el vacío de Cid,seguro que la camarera le enamora.
En cuanto a la segunda me ha gustado que las hermanas tengan nombres de minerales,adoro el ámbar y el topacio.Aunque sean hermanas no tienen porqué ser iguales.
Te iré comentando poco a poco.
Me gusta la historia.
Besos.

Bee Borjas dijo...

PODEROSA MORGANA:
Hola reina! Me alegra que te entusiame el relato. Es una historia donde convergen varias vertientes. Ya verás, amiga!
Besos sanadores, querida Mor!

la MaLquEridA dijo...

Aún no me familiarizo con todos los nombres pero me deja interesada en ella.



Un beso Bee.

MIMOSA dijo...

Y..........por lo pronto me voy a quedar en el sexto, porque verás, novelas como esta hay que sacarlas en papel, porque son de ese tipo que me las pego de una sentada y los ojos se me quedan renegríos de no pegar ojo hasta que la termino, pero como estoy leyéndola por el pc, a la vez que los ojos me van quemando, el trasero se me está haciendo molde con la silla y terminaré con el "culete" cuadradete, je,je,je.
TÍA!!!!! EN SERIO!!!! QUE ME GUSTA!!! ¿¿¿¿SE NOTA????
TE LO PUEDO GRITAR!!!!! PERO NO SE COMO SE HACE LA LETRA MÁS GRANDE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
BUENISIMA!!!

BESOS, BESOS, REQUETEBESOS!!!