17 agosto, 2011

Capítulo 23

Marina estaba preocupada. Su hermana menor no se sentía muy bien, tenía náuseas y apenas quería comer. Sabía por experiencia propia que los primeros meses de embarazo eran complicados pero la fragilidad de Amatista era evidente.
Sin embargo, un tema muy distinto le había cambiado la prioridad en su atención. Desde que su hija Rubí había regresado a la casa, la actitud de Ágata se había modificado de manera peculiar.
Rubí estaba encerrada en su cuarto junto con Jade y Ágata permanecía solitaria en el sillón del parque. La hora de meditación ya había culminado y a pesar de todo su madre seguía en el mismo lugar muy rígida y con la mirada perdida.
Marina dejó el almuerzo a medio preparar y decidió ir a conversar con la anciana. A medida que se iba acercando percibía una emoción muy extraña en la mujer. Precisamente uno de los dones de Marina era visualizar con suma facilidad los estados de ánimos propios y ajenos. Y para su asombro el estado emocional de Ágata no estaba relajado y mucho menos calmado. Por el contrario ella notaba una gran conmoción en la vieja dama.
Antes de poder emitir algún comentario, su madre levantó la mano solicitándole silencio. Marina se detuvo y esperó. Minutos más tarde Ágata la invitó a sentarse a su lado.
-Marina-dijo la anciana con prudencia- temo por el corazón de Rubí. Yo sabía que esto podía llegar a suceder, nunca imaginé que ocurriera tan pronto.
Estaba asombrada. Tenía los ojos abiertos como dos enormes platos y no sabía que decir.
-Pero ¿qué es lo que sucede? ¿Cómo no fui capaz de ver lo que le estaba pasando?
-No te culpes de nada hija. El corazón tiene sus propios tiempos.
-¡Esa chica me va a escuchar!-observó Marina con decisión.
Su madre la miró con serenidad y con voz suave pero segura le respondió.
“Te pido que me permitas interceder en esto. Te advierto que tu hija tiene el corazón en llamas.
Si cortaras sus venas sangrarían por él y a ella ni siquiera le importaría perder la vida.”



Cid llegó a Posadas después del atardecer. El viaje se convirtió en un verdadero calvario. Una mezcla de emociones lo torturaban y no lo dejaban concentrar en la ruta. Un par de veces estuvo a punto de irse a la banquina y no sólo arriesgó su vida sino la de los demás. Se detuvo en varias lugares para tratar de calmarse y retomar el viaje con un
poco más de tranquilidad. A penas lo logró.
Su mente proyectaba imágenes que se agolpaban sin sentido y lo hacían sentir frágil y vulnerable. Estaba asustado por la salud de su padre, pero lo que estaba sucediendo con Rubí lo descolocaba permanentemente. No podía comprender la fuerza que lo arrastraba a pensar todo el tiempo en esa mujer. A penas se conocían y sin embargo estar lejos de ella le provocaba un dolor agudo en el alma. Evitaba pensar en lo pequeña que era, pues ese tema también lo perturbaba demasiado. ¿Qué veneno poderoso le había dado esa mujer para modificar su vida de esa forma?
La música sonaba en el equipo del auto y le provocaba escalofríos.
“Oh mi corazón se vuelve delator. traicionándome…
Un suave látigo, una premonición, dibujan llagas en mis manos,
un dulce pálpito la clave íntima, se van cayendo de mis manos…”
Finalmente encontró un sitio donde estacionar el auto y tratando de mantener la mente en blanco, se dirigió a la entrada del sanatorio donde estaba su padre.
Callan fue la primera en verlo. Corrió hacia su hermano y lo abrazó con una mezcla de alegría y de alivio.
-¡Llegaste hermanito!
Benjamín se acercó a Cid y le palmeó el hombro. Por fin estaban los tres reunidos. Las últimas horas habían sido demasiado angustiantes.
-¿Cómo está papá?-preguntó Cid ansioso.
-Ahora está todo bajo control. Fue un gran susto hermano. Claus es fuerte como un roble pero el dolor en el pecho lo dobló como un papel. Los médicos nos informaron que el ataque cardíaco fue producto de un estado profundo de estrés o de un disgusto importante.
-Hace tiempo que debió de dejar de trabajar tanto. Para eso estamos nosotros…-murmuró Cid con enojo.
-Ya sabes como es el viejo, Cid. Nadie hace las cosas como él.
Los tres rieron con ganas. Cid miró a Callan y dijo:
-¿Y la reina de la casa como se comportó?
Callan miró a su hermano de manera burlona.
-Me comporté como lo que soy una mujer adulta que afronta las cosas con…con…
Los muchachos volvieron a reír con ganas.
-¡Qué par de estúpidos son!- les gritó Callan con ira.
Los tres hijos de Claus Finke se volvieron a abrazar y juntos entraron al sanatorio para ver a su padre. La familia estaba reunida otra vez. Ya podían respirar tranquilos, lo peor había pasado.



Caía la noche en Lisboa y Zafiro Pedra se disponía a descansar cuando una de sus asistentes le informa que tenía una llamada urgente desde Milán. Eran casi las 12 de la noche, ese llamado no podía presagiar nada bueno.
Como de costumbre la voz de Rosa Pietra sonó hosca a través de la línea telefónica.
-Me comunico ahora porque una de mis hijas acaba de tener una visión y es necesario que conozcas de inmediato lo que ha podido ver y…
Sorprendida, Zafiro interrumpió de inmediato a la dama italiana.
-Rosa no creo que sea buena idea que me informes de algo tan importante vía telefónica.
La mujer ignorando la advertencia prosiguió con su monólogo.
-Esto es muy importante. Mi hija acaba de vislumbrar la decisión que debemos tomar en la próxima reunión del Clan. La situación actual es muy riesgosa y según nuestras leyes, en casos como este debemos recurrir a los miembros más calificados de las familias para afrontar el equilibrio necesario. Ella ha visto a las postulantes óptimas para resolver esta
situación límite.
Zafiro estaba furiosa. No podía comprender la actitud temeraria de esta mujer. Ninguna situación por más delicada que pareciera podía discutirse de esa forma. Poniendo énfasis en cada palabra, habló con un tono cortante y amenazador.
-Rosa, quiero que me escuches con atención. No dudo que tu preocupación sea válida, pero no voy a permitir que con el afán de solucionar una futura situación arriesgues la seguridad de nuestra familia. Te repito no voy a permitir que digas una palabra más a través del teléfono. Sólo faltan unos pocos días para la reunión y allí vamos a tomar las decisiones que sean necesarias. Espero que hayas comprendido mi posición y también espero que tengas una buena noche.
Sin esperar respuesta cortó la comunicación. Aún le temblaban las manos producto de la furia que la consumía. Zafiro no poseía el don de la videncia, pero si gozaba de la virtud de la sabiduría. Y ella intuía con total certeza que la próxima reunión no iba a ser una experiencia nada fácil.
Todo lo contrario…

1 comentario:

MIMOSA dijo...

¿¿¿No hay comments??? What's happen here???

Ay chica! Creo que a un caballo dislocado es difícil encauzarlo y Rubí tiene el corazón como una manada desbocada!!!Difícil situación les espera (no es para menos con esa boca....la del muchacho digo,...a mi que me aprieten fuerte las riendas, je,je,je).
¿La hija de Rosa Pietra ha salido ya???? No recuerdo yo su nombre, igual estoy más pa'ca que pa'lla, pero creo que esa brujilla visualizadora será un nuevo engranaje, je,je,je.
Besos de viernes.