08 octubre, 2011

Capítulo 63 "Amor incondicional"

Desde el balcón de la habitación de Cid se podía observar la majestuosidad del mar. Las olas eran enormes y la rompiente estaba muy espumosa. Algunos lugareños paseaban por la orilla de la playa y disfrutaban de largas caminatas por la arena.
Rubí había llegado hacía un largo rato. Su estado de ánimo no era el mejor. Las novedades eran cada vez más atemorizantes. Después de relatarle a Cid la noticia de la inminente llegada de las sacerdotisas, este decidió apelar a la calma y abrazándola con ternura la condujo hasta los sillones que decoraban el balcón del hotel. Se sentaron muy juntos y permanecieron en absoluto silencio. El ruido de las olas y la brisa marina ejercían sobre la pareja un efecto relajante. Cid no dejaba de acariciar la larga cabellera de Rubí. A su vez, ella lo abrazaba con intensidad. El calor de su cuerpo la consolaba y le permitía alejarse aunque sea de manera momentánea de todas las penurias que la atormentaban.
No era justo. Ella sabía que su destino estaba ligado al Clan desde el mismo día de su nacimiento. Pero esto que estaba sucediendo definitivamente no era justo. La voz de Cid la devolvió a la realidad.
-¿Miedo? –preguntó el muchacho con preocupación.
Ella sonrió con amargura.
-No tengo miedo por mí. Sólo espero poder enfrentarlas. Mis talentos no están totalmente desarrollados pero no les va a ser nada fácil enfrentarse conmigo.
-¿Entonces? –insistió Cid curioso.
-Tengo miedo que intenten lastimarte… Te juro que si te tocan, puedo llegar a matarlas.
El asombro de Cid fue descomunal. La determinación de esa pequeña mujer lo sorprendía de manera implacable.
-Gracias prinzessin, pero espero que confíes un poco más en mi fuerza.
-Cid, ellas no son mujeres comunes. Además no vienen solas. Los sacerdotes las están acompañando. Esos varones pertenecen a una raza muy antigua. Genéticamente hablando son muy poderosos. Están entrenados para luchar.
Cid no podía creer lo que estaba escuchando. Trataba por todos los medios de encontrar la parte razonable a la historia, pero su esfuerzo se estrellaba contra todos los pronósticos. A medida que el tiempo pasaba los acontecimientos eran más complejos y peligrosos.
-¿Alguna vez luchaste contra alguien? –preguntó Rubí con avidez.
Cid se quedó mirando a la chica y no supo que contestar. Benjamín siempre había tenido problemas en la escuela. Su madre más de una vez había tenido que ir a buscarlo para evitar que fuera expulsado por pelear con otros muchachos. Sin embargo él nunca había tenido que enfrentar esa clase de situación. Su filosofía de utilizar por sobre todas las cosas la razón lo alejaba de cualquier contienda violenta. Le parecía un primitivismo insultante tomarse a golpes de puño con cualquiera. Rubí aún lo miraba esperando una respuesta. Cid trató de responder con humor.
-Me temo que no, mi amor. Estoy muy lejos de ser un héroe de novela. Aunque quien te dice que tenga suerte y me  convierta en una especie de Neo como en Matrix...
Ella sonrió con dulzura y lo besó con fervor.
-¡Ay Cid! En verdad prefiero que permanezcas en esa especie de limbo tan típico de la gente común…
El comentario de la joven hirió el orgullo del muchacho.
-¿Típico limbo de la gente común? –preguntó molesto- Creía que tenía más fe en mí.
Rubí acusó el golpe y volvió a besarlo con ardor.
-No te enojes, Cid… Todo lo contrario. Tengo mi vida puesta en tus manos.
El la miró con preocupación y dijo sin vacilar.
-Necesitamos ayuda, Rubí. Voy a comunicarme con mi padre y le voy a pedir que viaje para acá.
Ahora sí ella esta decididamente preocupada.
-¡No Cid! No involucremos a más gente en esta historia. Además es absolutamente necesario que mantengamos el secreto de la familia.
Cid insistió con terquedad.
-No me importa cuan preparados estén esos dichosos sacerdotes. Con la ayuda de Claus y de Ben podemos enfrentarlos cuerpo a cuerpo.
Rubí miraba a Cid y no podía creer lo que le estaba diciendo.
-¡Los van a lastimar a los tres! Además tu papá estuvo enfermo y…
-Por tu bien espero que Claus nunca te escuche decir semejante cosa. Nunca lastimes el orgullo de un alemán.
Rubí revoleó los ojos y no tuvo más remedio que ceder. En algo Cid tenía razón. Cuantos más soldados estuvieran de su lado, mas posibilidades tendrían de no perder aquella desigual batalla.


Desde que había retornado de Valdivia, Alina Gestein no podía conciliar el sueño. Si bien la reelección de Zafiro la había dejado muy satisfecha, la decisión que su entrañable amiga había tomado la desconsolaba profundamente.
Volver a utilizar los antiguos ritos era una jugada demasiado arriesgada. Conocía perfectamente el difícil momento por el que atravesaba el Clan, de hecho el secretario general la había vuelto a llamar desde Berlín y la atosigaba a preguntas día tras día. Sin embargo
los acontecimientos que estaban por sucederse eran de extrema gravedad.
Tantos años luchando por lograr una evolución en las mentes más ortodoxas del Clan, se veían opacados por la determinación que había tomado la Jefa Suprema.
La noticia de volver a poner en práctica el ritual de la concepción forzada puso en alerta a la mayoría de las damas jóvenes de cada una de las familias. Las mujeres pertenecientes al clan Gestein estaban atemorizadas y cuestionaban con fervor la mala repercusión que esta actitud tendría en el seno de cada familia.
Alina tratando de encontrar un poco de descanso después de la meditación del mediodía, se había recostado levemente sobre su sillón preferido. Su mente vagaba sin rumbo fijo y la respiración se fue equilibrando de manera agradable. De pronto alguien llamó a la puerta. Los golpes eran suaves y continuos. Tardó unos segundos en responder.
La mirada transparente de Cuarzo Gestein la devolvió a la realidad. La joven tenía el teléfono móvil en la mano.
-Ágata Roccia necesita hablarte. –dijo Cuarzo con humildad.
-Gracias, Cuarzo.
Alina estaba esperando esa llamada desde hacía muchos días. Sabía que Ágata iba a comunicarse con ella.
Por fin el momento había llegado.
-¡Qué alegría escucharte, Ágata! –exclamó Alina con espontaneidad .
-Lo mismo digo querida amiga. –la voz de la anciana apenas era un susurro.
-¿Cómo están las cosas en Buenos Aires?
Ágata contuvo el aliento y a continuación dijo con marcado desaliento:
-Nada bien. Como te imaginarás nuestra vida se ha convertido en un infierno…
-¡Cuánto lo siento! –volvió a exclamar la dama alemana.
-Necesito pedirte un enorme favor, Alina. Ya hablé con Zafiro con respecto a este tema. Necesito que se retrase el ritual el mayor tiempo posible. Necesito tener tiempo para poder hablar con mi nieta. Quiero evitar cualquier clase de tragedia.
¡Estoy muy preocupada! Además la Guardia Secreta ha decidido enviar a las sacerdotisas para llevarse a Rubí –y agregó con agonía- Sea como sea.
Alina estaba desolada. Esa noticia era lo que la estaba atormentando desde que se había tomado aquella fatal decisión en Valdivia. El hecho de que la Guardia Secreta volviera a tener participación activa en la vida del Clan le provocaba verdadero temor. Sin duda era su deber ayudar a Ágata. No había vuelta atrás.
-No te preocupes, Ágata. Este tema voy a tratar de resolverlo en persona.
-No entiendo, Alina.
-Espero poder viajar a Vaduz mañana mismo.
Ágata Roccia sintió un profundo alivio en su corazón. Con los ojos nublados por las lágrimas, musitó:
-Estoy muy agradecida Alina, pero creo que es muy peligroso que viajes a Vaduz.
-Es lo menos que puedo hacer por ustedes. Rubí es como si fuera mi hija…
La vieja dama se sintió gratificada. Después de todo, tantos años de lucha servían para que al menos mujeres como Alina consideraran arriesgar su propia vida en pos del bienestar de las nuevas generaciones.


Balcón de Cid en Cariló



4 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

Aquí ando Bee, leyendo de a poquito. Yo creo que El Clan tendrá muchos problemas con Rubí y Cid, pero aún no logro adivinar qué puedan hacer para lograr su amor.


Besos.

Bee Borjas dijo...

Hola Florcita!!! Gracias por leer!
Y si, está complicada la historia.
Van a tener que enfrentar desafíos muy duros.
Lee tranquila, amiga! Te mando un beso enorme!!!!

MIMOSA dijo...

Si,si,si......que venga el padre de Cid!!¿Te imaginas? Si Ágata lo ve, le puede dar un soponcio!!!!
La verdad Bee, es que la historia se las trae en lata!!!
Me mosquea que podrá significar lo de retrasar el ritual, ......¿qué estará planeando nuestra vieja Ágata????

Ya ves, por aquí seguimos!!!

Bee Borjas dijo...

Heyyyy Mimi!!!
Nos estamos cruzando, amiga!!!
Me emociona cada comentario que haces. Es realmente reconfortante saber que la historia te conmueve y entretiene.
Y no te preocupes, yo comprendo cuando necesitas tomarte un recreo, porque yo misma los necesito.
Todo mi cariño y miles de besos!