31 octubre, 2011

Capítulo 77 "incertidumbre"

El fracaso de la breve conversación con Berilo Rots había dejado desconsolada a Zafiro Pedra. Berilo era la única oportunidad que tenían para impedir el ritual y sin embargo la dama no le había dado ni una sola chance.
Apenas pudo dormir un par de horas. El resto de la noche fue un ir y venir por su cuarto tratando de encontrar una manera de convencer a la anciana dama. Debía apelar a toda su inteligencia y hallar alguna forma de conmover el corazón endurecido de la holandesa. Aquella mujer había sufrido tanto en su vida, que apenas podía con su alma, sin embargo Zafiro estaba segura que debajo de aquella muralla de dolor y resentimiento aún quedaba algo de la antigua dama. Berilo había sido una de las mujeres más importantes y una de las personas más inteligentes y bondadosas que había conocido en la vida. Si no hubiese sido por la intromisión de la Guardia Secreta…
Coral llamó a la puerta de la habitación. La joven entró al cuarto cargando el desayuno de Zafiro. El aroma a té recién preparado le despertó el apetito a la Jefa del Clan. Zafiro solía desayunar junto al resto de la familia, pero esa mañana temía preocupar a las jóvenes mujeres con su aspecto agobiado.
-¿Todo en orden, Coral?
-Si. Las muchachas están realizando sus labores y Jaspe hace ya una hora que partió hacia Lisboa a completar los trámites en los bancos.
-Muy bien.
Coral era una de las colaboradoras más estrechas de Zafiro y la conocía a la perfección. La cara de la mujer dejaba mucho que desear. Era más que evidente que no había pasado una buena noche y estaba segura que si continuaba con ese ritmo, su salud tarde o temprano se iba a resentir.
-Deberías cuidarte, Zafiro. Duermes pocas horas y no te alimentas bien.
Zafiro miró a la joven con tristeza.
-Tengo muchas preocupaciones, Coral. Y a pesar de haber encontrado algunas soluciones, las cosas no están resultando nada fáciles.
-Lo sé. Pero también sé que todo el Clan te necesita más fuerte que nunca.
La portuguesa suspiró con signos de cansancio en los ojos.
-Es indispensable recuperar nuestra energía. El mundo se está convirtiendo en una verdadera bomba de tiempo. La Naturaleza está perdiendo la paciencia y los hombres no parecen darse cuenta. La soberbia y la afanosa búsqueda de poder está inclinando peligrosamente la balanza.
El teléfono celular de Zafiro comenzó a sonar de manera insistente. El identificador de llamadas le informó que Jaspe intentaba comunicarse.
-Jaspe.
-¡Gracias a Dios que atendiste!
-¿Qué sucede?
-Acabo de encontrarme con una de las damas Felsen. Ámbar Pierre está en Vaduz y Rubí Roccia ya vuela hacia Suiza.
Un grito ahogado escapó de la boca de Zafiro. Estaba desesperada. Alina no había recuperado la memoria y su misión de avisarle a las mujeres que no viajaran había quedado en la nada. Debía actuar de manera urgente o todo terminaría en una verdadera catástrofe…


Ágata, Marina y Rubí esperaban la llegada de los Finke en el aeropuerto de Zurich. Cada movimiento debía estar perfectamente coordinado, si la Guardia Secreta descubría la presencia de los hombres en Vaduz el plan resultaría un verdadero fracaso. Además era sumamente peligroso exponer a aquellos hombres a la belicosidad de las poderosas ancianas. El paso del tiempo las estaba convirtiendo en armas mortales. La mayoría de las veces, Jean debía recurrir a todo su control para mantener a raya al resto de sus compañeras. Sin duda Jean era una mujer sorprendente. Su inteligencia era notable y sus dotes innegables. Era la única que aún no había caído presa del delirio místico que dominaba al resto de la guardia. Desde que el Clan había decidido prescindir de sus servicios, las ancianas se habían hundido en un espiral de rabia y desesperación. La oportunidad que se les estaba presentando era excepcional. El ritual debía realizarse.
Rubí divisó a Claus a la distancia. Hacía más de cuatro horas que estaban esperando su llegada. La joven alzó una mano y saludó a los hombres con una enorme sonrisa en los labios.
-¿Qué tal estuvo el viaje? –preguntó Ágata con una sonrisa cansada.
Los signos de agotamiento estaban haciendo estragos en los ojos de Claus.
-Envidio tu fortaleza, Ágata. Estoy destruido…
Se acercaron a unas mesas que estaban dentro de una pequeña confitería y pidieron una ronda de cafés con bocadillos. Todos estaban callados y presa de un enorme cansancio.
-Es importante que tomen el tren que sale después del nuestro. No quiero perderlos de vista. No es conveniente que permanezcan lejos de nosotras. –manifestó Ágata contundente.
Claus hizo un gesto de contrariedad y sin disimulo dijo:
-Espero un poco más de confianza de tu parte. No tenemos tus poderes pero aún seguimos siendo fuertes.
Ben lanzó una carcajada y exclamó hilarante:
-Como dice Cid, nunca pongas en duda el valor de un alemán.
Excepto Claus Finke todos se distendieron por un breve instante y rieron con ganas.


Hacía más de 15 años que ignoraba el paradero de aquella magnífica mujer. Desde que asumió la Jefatura del Clan nunca pudo lograr convencer a la anciana dama para que recapacitara y regresara del exilio que se había impuesto. El tiempo curaba todas las heridas y no existía una sola familia dentro del Clan que se atreviera a desafiar la decisión que Zafiro Pedra había tomado con respecto al caso de Turquesa Roccia. Su falta ya había expirado y la honorable dama podía regresar con su familia en el momento que lo deseara. Sin embargo tanto Zafiro como Turquesa sabían que las guardianas no iban a permitir que eso sucediera de manera tan sencilla. Lamentablemente, Zafiro no podía garantizarle a Turquesa un regreso placentero. Además las heridas en el alma de la anciana difícilmente fueran a cicatrizar algún día.
La inesperada llamada de Turquesa dejó a Zafiro en estado de shock. Estaba tan asombrada que apenas podía articular palabra. Turquesa volvía a hablarle después de mucho tiempo, sin duda la mujer estaba al tanto de todo lo que ocurría con su familia y con aquel llamado intentaba colaborar en la resolución de semejante conflicto.
Zafiro no tardó más de 10 minutos en ponerla al tanto de los últimos acontecimientos. Así fue como Turquesa se enteró de la importancia que tenía encontrar a Berilo Rots y convencerla para que cediera la piedra que poseía en custodia. También y para su preocupación conoció la actitud de la Guardia Secreta, que habiendo ignorado la orden de suspender el Ritual de la concepción forzada, ocultaron aquella decisión a las familias de las Elegidas, las hicieron viajar a Vaduz y estaban preparadas para desafiar de manera violenta la autoridad de la Jefa del Clan.
-Estoy muy preocupada, Turquesa. Berilo se rehúsa a hablar conmigo y las guardianas tienen todo preparado para poner en práctica el Ritual. Ámbar Pierre ya se encuentra en Vaduz y Rubí va camino hacia allí.
-Yo voy a encargarme de Berilo. Debes tener decidido quien va a ir a recoger la piedra una vez que yo la haya conseguido.
La seguridad que se desprendía de las palabras de Turquesa logró calmar la ansiedad que Zafiro venía padeciendo desde que regresara de Valdivia. Aquella dama era inigualable.
-Disculpame Turquesa, pero… ¿y si Berilo se niega a colaborar?
La anciana sonrió de manera cansada.
-Yo sé muy bien como convencer a esa cascarrabias.
-Gracias por todo. Sería un verdadero honor volver a verte algún día.
-No es personal querida muchacha. Pero dudo mucho que algo así pueda suceder. Que Dios nos acompañe.
La conversación finalizó más rápido de lo que Zafiro hubiese deseado. No era muy habitual poder dialogar con uno de los pilares más importantes que había tenido el Clan de Las Piedras. La joven portuguesa sonrió conmovida.
A pesar de todo, una luz de esperanza comenzaba a vislumbrarse en el final del camino…



Zafiro habla con Turquesa




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