07 octubre, 2011

Capítulo 62 "Reacciones"

En Vaduz el día era estupendo. Los tibios rayos del sol besaban los picos de las montañas y anunciaban una agradable primavera. Faltaban pocas horas para el mediodía y las sacerdotisas aún no habían regresado del pueblo. Diariamente las jóvenes mujeres bajaban a la ciudad para comprar las provisiones necesarias. Las Guardianas eran sumamente obsesivas con los alimentos que ingerían. Estaban convencidas que la salud de la que gozaban era consecuencia de la excelente dieta que habían sabido mantener a lo largo de los años. Las cuatro ancianas ya alcanzaban los 90 años y si bien su piel delataba la edad que tenían, sus organismos estaban en perfecto estado. Sin embargo la estabilidad emocional les jugaba malas pasadas cada vez más a menudo. En varias oportunidades y con un episodio con consecuencias fatales en su haber, eran incapaces de controlar los enormes poderes que poseían.
Jean había heredado la capacidad de controlar los movimientos de las personas. Therese era capaz de consumir la memoria y Clarencia tenía el don de visualizar situaciones futuras. Finalmente Edana era la Guardiana más peligrosa. Su poder radicaba en quitarles a los demás la posibilidad de razonar.
En el pasado cada una de ellas había hecho gala de su talento en especial. En la actualidad este desequilibrio emocional las había alejado de las damas del Clan. Después de la muerte de las jóvenes portuguesas, Zafiro Pedra les había dejado muy en claro que su participación en las actividades del Clan iba a ser prácticamente nulas. Sólo existía una excepción. Y la oportunidad de ponerla en práctica había llegado. El ritual de la concepción era su legado. Desde el comienzo, ellas junto con los primeros sacerdotes conocían todos los secretos del ritual. No en vano Lucio, Jonás y Markus eran los 3 hombres elegidos para tal misión. Eran descendientes de las familias más antiguas y renombradas. Habían sido educados y preparados para ofrecer su vida en honor del Clan y poseían cualidades más que sobresalientes. Ahora estaban en Estocolmo acondicionando el Antiguo Templo. El hermano Ruud los estaba ayudando con dicha tarea. Pronto deberían tener noticias suyas. Los tiempos se estaban acortando y debían estar listas para afrontar el momento crucial.
Desde muy temprano Jean intentaba traducir un manuscrito árabe que le habían traído desde Damasco. A pesar de ser una brillante traductora la complejidad del texto la tenía muy atareada. Su mesa de trabajo estaba cubierta por enormes volúmenes que la ayudaban de decodificar el antiguo manuscrito. La intempestiva entrada de Clarencia le produjo un desagradable sobresalto.
-¡Clarencia! ¡Me asustaste! –exclamó Jean encolerizada.
Clarencia agitada y con la mano apoyada sobre el pecho resoplaba como un viejo acordeón. Con dificultad se dejó caer en una silla y después de recupera el aliento, anunció con seriedad:
-He tenido una visión, Jean.
La mujer se quitó lentamente las gafas y miró con atención a su vieja compañera. Aunque se caracterizaba por ser bastante exagerada, nadie podía discutir su talento para vislumbrar el futuro.
-¿De qué se trata Clarencia?
-Vi el rostro de las Elegidas. Ambas se niegan a participar del ritual. Sin embargo Rubí Roccia es la que va a dar batalla.
Pude sentir su determinación. Su tozuda resistencia. Y no está sola…
Jean inclinó la cabeza levemente y preguntó con súbito interés:
-¿Acaso su familia va a enfrentar nuestra autoridad?
-No… -gimió Clarencia con temor- Hay un hombre…
-¡Oh! –exclamó Jean con preocupación- Eso complica mucha las cosas…
Eso sí era una verdadera complicación. No era un detalle menor el tema de que Rubí Roccia no estuviera sola.
Las Guardianas tenían prohibido utilizar sus poderes en contra de las personas comunes. Si alguna de ellas se atrevía a desafiar esa regla, el castigo que recibirían podría costarles la vida.
-Clarencia… Llama a Therese y a Edana. Cuando vuelvan las sacerdotisas quiero que todas se encuentren preparadas para una reunión de emergencia.
-¿Vamos a utilizar el procedimiento habitual? –preguntó la anciana.
-Si es necesario. enviaremos a las jóvenes escoltadas por los sacerdotes. Rubí Roccia y Ámbar Pierre fueron elegidas y juro por nuestra Sagrada Piedra que van a cumplir con el destino que tienen marcado.

Una mezcla de sentimientos encontrados se había apoderado de la familia Roccia. El miedo, la duda, la ira y la desesperación eran emociones que iban minando lentamente los corazones de cada una de las mujeres de la familia.
Marina estaba desesperada y no había logrado controlar la angustia que la perseguía desde su llegada de Valdivia. Apenas hablaba con Ágata y mucho menos podía acercarse a Rubí sin ahogarse en un sollozo de absoluta desesperanza.
En cambio Ágata estaba muy reconcentrada y su gesto adusto la acompañaba adonde quiera que vaya. Después de la meditación del mediodía, se encerraba en su cuarto y buscaba información en cientos de libros que tenía desparramados por toda la habitación. Ya había hablado con Zafiro Pedra y tenía planeado comunicarse esa misma tarde con Alina Gestein.
Jade era la encargada de mantener apartada a Esmeralda de la caótica situación. La más pequeña de la familia intuía que algo muy extraño estaba sucediendo, pero la conducta de su madre y de su abuela la disuadían de efectuar cualquier comentario al respecto. A pesar de contar sólo con 10 años, era una chica muy inteligente y su don para visualizar situaciones extremas le aconsejaba mantenerse al margen de esta tensa situación.
Amatista estaba terminando de vestirse. Esa mañana ella se encargaría de atender el negocio familiar. Necesitaba alejarse un tiempo de la opresión que le provocaba no poder encontrar una solución que las ayudara a resolver el terrible conflicto en el que se encontraban sumidas. Mientras se abrochaba el último botón del sweater, la imagen llegó a su mente con una claridad demoledora. Fue como ver el adelanto de una película de terror. No conocía aquellos rostros, pero sabía perfectamente a quienes pertenecían. La mujer más alta daba la orden con su largo brazo completamente estirado y su mano cubierta de anillos muy antiguos señalaba a un grupo de mujeres muy jóvenes que la miraban con devoción. Tres hombres también jóvenes y que se encontraban parados detrás de las muchachas, permanecían alertas y en completo silencio.
“Viajarán de inmediato a Buenos Aires. Lucio, Jonás y Markus las acompañarán hasta allí. Rubí Roccia debe ser traída a Vaduz de inmediato. No importa la forma en que lo consigan.”
El grito de Amatista resonó en toda la casa. Salió corriendo de su habitación y bajó como un rayo las escaleras. Ágata que había oído el desgarrador alarido de su hija menor apenas la pudo detener sin que la muchacha enloquecida la derribara contra el piso.
-¡Vienen a buscarla mamá! ¡Lo acabo de ver! –gritaba Amatista desconsolada.
-¿Quiénes vienen Ami? ¿Quiénes son? –preguntó la anciana aterrada.
-Las Guardianas decidieron enviar a las sacerdotisas para llevarse a Rubí. Y no vienen solas…
-Están decididas a todo. ¡Dios nos proteja! –murmuró Ágata de manera sombría.
Rubí que acababa de ingresar a la sala se quedó paralizada. Ágata se acercó a su nieta y la miró directamente a los ojos.
-¿Qué has escuchado Rubí? –preguntó con suma prudencia.
-Lo suficiente, abuela. –la chica tenía la mirada desafiante- No pienso darme por vencida. Ellas no van a decidir mi futuro.
Yo tengo derecho sobre mi cuerpo. ¡Y no me importa que su bendito Plan Superior exija que me sacrifiquen como una miserable sierva!
-¡Rubí por Dios! Esto no es un juego. Las Guardianas son muy poderosas… -sollozó Amatista angustiada.
-¡Maldigo una mil veces a las Guardianas y a nuestro honorable Clan!
La maldición de Rubí hizo estremecer a las dos mujeres que anonadadas vieron como la chica huía de la casa con destino desconocido. Amatista cayó de rodillas ante la mirada atónita de su anciana madre que trataba por todos los medios de mantener el poco equilibrio mental que le quedaba.
La vida de su familia se rompía en miles de pedazos y ella, Ágata Roccia, una de las damas más sabias del Clan por primera vez en toda su existencia no sabía como reaccionar…

Las cosas no estaban mejor en San Martín de los Andes. Ópalo Pierre había recurrido a sus dones para tener bajo control a su nieta menor. Cada vez que Ámbar caía en terribles pozos de depresión, Ópalo no dudaba en focalizar toda su energía y trataba por todos los medios de sofocar la tristeza y la apatía que atormentaban a la joven dama. Desde la última conversación que ambas habían mantenido, Ámbar era incapaz de aceptar con hidalguía la suerte que le había tocado en juego. Estaba emocionalmente incapacitada para sobrellevar el peso de la pena que le calaba el alma día tras día.
Hasta su hermana Topacio estaba profundamente preocupada. El ostracismo en que se había refugiado Ámbar la estaba llevando a un estado de abandono preocupante. Se negaba a comer y pasaba las horas recluida en su cuarto.
Ópalo estaba realmente preocupada. El estado de Ámbar empeoraba y si no trataban de revertir dicha situación, todos sus planes fracasarían definitivamente. El hecho de que Ámbar se haya convertido en una de las elegidas, le otorgaba a Ópalo la
increíble posibilidad de ascender en la consideración general del Clan. Convertirse en la abuela de una de las jóvenes que impulsarían al Clan a una poderosa renovación de energía la posicionaba de una manera más que interesante. Su poder aumentaría de manera notoria y sus decisiones tendrían un peso diferente en el contexto del Clan.
Por pedido de su abuela, Topacio también estaba utilizando sus dones para mejorar el ánimo de su hermana. Sin que Ámbar pudiera advertirlo, la chica se concentraba diariamente y trataba de combatir la tristeza que embargaba a su hermana menor. De a poco lograban sacarla del letargo en que se encontraba y a duras penas la obligaban a salir a caminar por la ciudad un par de horas.
Ópalo había tomado una decisión. La documentación para viajar a Vaduz estaba en perfecto orden. Sólo le faltaba hacer un llamado telefónico para que sus planes culminaran de manera exitosa.
Refugiada en la privacidad de su cuarto, buscó su agenda personal y encontró el número que estaba necesitando. Para su asombro, Rosa Pietra la atendió en persona.
-¡Pronto! –dijo la mujer con su peculiar acento italiano.
-¡Buenos días Rosa! –saludó Ópalo con satisfacción.
-¡Qué sorpresa Ópalo! –exclamó la dama italiana y agregó con ironía- ¿A qué se debe tu llamado?
Ópalo Pierre haciendo caso omiso al tono soberbio de Rosa, contestó con fingida amabilidad:
-Necesito pedirte un enorme favor, querida Rosa.
Rosa Pietra sonrió con malicia. Disfrutaba mucho la necesidad de Ópalo Pierre de acudir a ella cada vez que se encontraba en problemas.
-Te escucho querida hermana.
-En unos pocos días vamos a estar en condiciones de viajar a Vaduz. Los estudios médicos de Ámbar dieron buenos resultados y sería de suma importancia para nosotras contar con tu compañía en este importante paso que vamos a dar. ¿Es posible que podamos viajar juntas a Liechtenstein?
La sorprendente propuesta logró emocionar a Rosa Pietra. No imaginaba que Ópalo Pierre le hiciera semejante petición.
-Para mí va a ser un verdadero honor poder participar de semejante ritual. Acepto tu propuesta estimada amiga.
Ópalo respiró sumamente aliviada. Sabía que contar con el apoyo de Rosa Pietra iba a ser de gran ayuda en caso que las cosas no salieran tan bien como esperaba. Aunque el mal genio de Ámbar parecía estar controlado ahora, una no podía confiar en que el temperamento iracundo de la chica les provocara un serio disgusto en el momento menos indicado.
-Gracias Rosa. Te voy a deber este favor hasta el último día de mi vida…
Rosa Pietra volvió a sonreír con malicia. “No tengas la menor duda, querida…” masculló la italiana entre dientes.



Residencia de la Guardia Secreta








2 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

Cada vez se pone más interesante. Lo que quiero saber es a dónde habrá ido Rubí?

MIMOSA dijo...

Joder!!!! Debe de ser superangustioso encontrarse en esa situación y no ser capaz de vislumbrar una salida, debe de ser como sentirse encerrado e ir viendo como las cuatro paredes del encierro se van acercando lentamente hasta acabar con la respiración y el latido del corazón!!!
La Ópalo es una tremenda arpía, está más pendiente de como se puede beneficiar ella de esta situación, que de lo verdaderamente importante, que son los sentimientos de su nieta, a pesar de lo ruin que es la Ámbar, habrá que saber llegar al fondo de su alma.

Besitos linda!!