01 octubre, 2011

Capítulo 58 "La pulsera"

Durante las últimas 24 horas las llamadas entre los diferentes contactos políticos mundiales se habían intensificado. A pesar de estar en continua comunicación con las integrantes del Clan, le reunión en Valdivia tenía en vilo a las más altas autoridades del espectro político internacional.
Las noticias que llegaban desde Chile eran sumamente alentadoras. Según comentarios que habían deslizado algunas de las participantes de la reunión, las damas más influyentes estaban tomando decisiones muy importantes que iban a tener una repercusión determinante para la recuperación del frágil equilibrio actual.
Las cumbres que se habían estado desarrollando entre las potencias más influyentes del planeta no habían obtenido los resultados que todos esperaban. La cuestión climática, las continuas pruebas nucleares y los diferentes conflictos territoriales estaban llegando a punto de difícil retorno.
La relación estrecha que mantenían los países más antiguos de la tierra con el Clan de las Piedras se había deteriorando año tras año. Los viejos códigos de respeto y lealtad tambaleaban ante las nuevas conducciones políticas. Los hombres y mujeres que estaban a cargo de los destinos de los diferentes países carecían de las agallas y la convicción de las que hacían gala sus antecesores. La corrupción y la soberbia eran moneda corriente y ninguno estaba dispuesto a ceder un centímetro de su obcecada posición.
Sin duda muchas esperanzas estaban depositadas en las antiguas damas que a pesar de todo continuaban siendo fieles a su deber y eran capaces de entregar su vida por la armonía mundial.
Uno de los operadores más influyentes del gobierno italiano fue uno de los primeros en conocer las noticias que llegaban desde el otro lado del Atlántico. A través de las asistentes de Rosa Pietra las novedades llegaron de inmediato. Si bien no trascendían los detalles específicos de las decisiones tomadas por el Clan, se conocía el resultado final. Las damas habían encontrado la forma más confiable para lograr que el equilibrio volviera a restablecerse en poco tiempo. “Era una simple cuestión de energía”, habían comentado las italianas.
Qué lejos estaban de la verdad…
Esa simple cuestión de energía iba a cambiar de manera radical la vida de varias personas.


Topacio estaba en el negocio de dulces terminando de atender a un par de turistas que habían entrado a comprar varias de las exquisiteces que allí se elaboraban. Desde el día de la pelea con su hermana, las cosas iban de mal en peor.
Topacio esperaba con ansiedad el regreso de su abuela para ponerle un punto definitivo a esta historia que ya no tenía ninguna solución amigable. Hacía más de dos días que se evitaban tanto dentro como fuera de la casa. Topacio sentía que el local era un verdadero refugio, ya que su hermana nunca pasaba por allí.
Jamás se había preocupado por mantener las apariencias. Ellas, como todas las damas del Clan poseían una fortuna importante que habían heredado de sus antecesoras, pero era imprescindible simular una vida común frente a la mirada de las personas que las rodeaban en la vida cotidiana.
Los turistas agradecieron a Topacio la amabilidad con que los había atendido y se retiraron cargados de bolsas con productos típicos del lugar.
El teléfono sonó con insistencia. La voz de la abuela la llenó de alegría.
-¡Hola Topacio! ¿Cómo están las cosas por allí?
La chica trató de suavizar la tensa situación y apeló a toda su capacidad de control para evitar que la mujer pudiera sospechar lo que en verdad estaba sucediendo.
-Todo en orden abuela. –sin embargo la ansiedad la traicionó- ¿Cuándo estás de vuelta?
-Estoy llegando mañana por la mañana. ¿Algún problema con tu hermana?
La joven volvió a morderse el labio inferior y trató de mentir con naturalidad.
-Ningún problema.
-Topacio quiero que me escuches muy bien. Han sucedido cosas muy importantes en la reunión. Cosas que nos atañen personalmente. No puedo adelantarte nada por teléfono. Sin embargo quiero que te quedes tranquila. Muchas cosas van a cambiar a mi regreso.
Topacio se puso instintivamente en guardia. Su persistente silencio obligó a su abuela a ratificarle lo que le había dicho.
-Te repito Topacio, muchas cosas van a cambiar. Confía en mí. Ahora debo colgar. Nos vemos pronto.
La comunicación se cortó y Topacio aún permanecía con el auricular en la mano. Estaba asustada. ¿Qué habría sucedido en Valdivia que les podría llegar a modificar la vida de una manera tan radical?


Callan estaba regresando del pueblo y encontró a su padre a mitad de camino. Claus volvía del secadero de té y había tomado la misma ruta que su hija.
La chica frenó el automóvil y esperó a que su padre se acercara. Claus estacionó su vehículo junto al auto de Callan.
-¿Ya volvías para la casa? –gritó el hombre desde la cabina de la camioneta.
-Si. Fui a la casa de Noel y estuvimos mirando algunos cursos para estudiar en Buenos Aires.
El comentario de Callan sorprendió a Claus de manera notable. Hacía mucho tiempo que la vida ociosa de su hija no le permitía dormir tranquilo. Desde que había terminado la escuela secundaria, Callan no demostraba interés por nada en especial y transcurría su vida con displicencia y sin ningún objetivo a la vista.
Asombrado ante semejante novedad, descendió de la camioneta y se acercó a la ventanilla del auto de la chica.
Ella sonrió de forma encantadora y le plantó un sonoro beso en la mejilla.
-Sabía que te ibas a sorprender… -murmuró con picardía.
-Además de sorprenderme me provoca una gran felicidad. –admitió Claus con la voz emocionada.
-¡Tampoco es para tanto! No vayas a creer que voy a tomar clases en la Facultad de Ingeniería…
-No me interesa lo que vayas a estudiar. Lo importante es que te ocupes en algo que te haga sentir bien.
Callan puso los ojos en blanco y dijo con entusiasmo:
-La moda es mi perdición… Creo que los cursos de Asesoría de Imagen son muy interesantes.
-Muy bien. ¡Qué sea la moda entonces!
De pronto el celular de Claus comenzó a sonar.
-Hola.
-¡Hola papá! –la voz de Ben se escuchaba entrecortada.
-¡Ben! ¡Te escucho muy mal!
La interferencia hacía imposible la comunicación. Claus apenas pudo comprender lo que su hijo le estaba diciendo.
-¡Estoy volviendo a Apóstoles! –confirmó Ben antes de que se cortara la comunicación.
Claus frustrado intentó comunicarse un par de veces pero su celular no logró encontrar buena señal.
-¿Qué dijo? –preguntó Callan.
-Logré entender que estaba volviendo para acá.
La muchacha miró extrañada a su padre.
-¿Acaso no iba a quedarse un par de días más?
-Eso es lo que yo pensaba. Espero que no se haya peleado con Cid. Esos dos son un caso especial…
Callan se rió con ganas. Conocía de sobra las discusiones entre sus hermanos mayores. Duraban muy poco, pero eran intensas y muy divertidas para presenciar.
-Vamos para casa.-dijo Claus apoyando su mano sobre el brazo de su hija.
La pulsera de plata con la extraña piedra colgando de uno de los eslabones brilló bajo la luz del sol. El hombre miró a la chica y no tuvo otra opción que darle una breve explicación.
-No me mires de ese modo, Callan. Ya sé que no uso alhajas… Pero esto pertenecía a tu abuelo y tuve la necesidad de llevarla conmigo. Supongo que es una manera de sentirme cerca de mi padre.
Callan lo miró con infinita ternura. Su padre siempre había sido para ella una gran muralla de contención. Era como un enorme vikingo que la protegía de todos los males del mundo. Verlo tan vulnerable la hizo reflexionar.
-Me encanta tu pulsera papá. –le dijo a Claus y volvió a besarlo en la mejilla.
Claus emocionado, le despeinó la cabellera a su hija y se volvió corriendo a su camioneta. Minutos después de que el automóvil de Callan se perdiera en la ruta, él seguía estacionado en el mismo lugar donde había estado conversando con su hija. No podía borrar de su mente la imagen del joyero que le había arreglado la pulsera de Karl. La respuesta que aquel hombre le había dado ante su pregunta, aún rondaba como un misterio dentro de su cabeza.
“Es una piedra muy bonita Sr. Finke. Ágata es su nombre”.



Callan Finke









5 comentarios:

Miss Bittersweet dijo...

OMG!!!!! No se me ocurren más palabras para expresar mi emoción... jajaja qué pasará ahora con la parejita? Bee, me has sorprendido con el final, es demasiado bueno! Cada día te leo con más ganas! Un besazo!

Bee Borjas dijo...

Hola milady!!! Cuanto me alegra que te guste la historia!
Se van develando los secretos del pasado...
Secrets...
Jajajaja!!!
Otro besazo para tí!

la MaLquEridA dijo...

¿Ágata y Claus? órale, eso no me lo imaginaba.

¿Acaso Ágata es madre de Cid? no sé porque se me ocurre ja.

saludines Bee.

Bee Borjas dijo...

Hola Flor!!!
Pero que has leído un montón de capítulos! Te vengo siguiendo los comments y me encantan tus hipótesis! :D
No quiero adelantarme, pero existen lazos muy especiales...
Besos enormes, amiga querida!

MIMOSA dijo...

Mientras el mundo siga intentando absorber la energía del más débil, mientras el hombre siga siendo su propio enemigo, mientras las palabras sigan siendo tan sólo oídas y no escuchadas, el mundo seguirá siendo este mundo que hemos creado y seguirá necesitando con total eficiencia a las damas del Clan.
Y es cierto, todo se resume a una cuestión de energía, pues eso es lo que somos, pura energía.
Ufff!!! La pulsera de Ágata???? Prefiero no aventurar mi alocada imaginación.

Besos linda!!!