31 agosto, 2011

Capítulo 36 "Revelaciones peligrosas"

Se miraban a los ojos y no podían dejar de acariciarse las manos. Cid estaba embelesado con la piel de Rubí. Era de una suavidad sobrenatural. Ella se había sacado la campera de abrigo y debajo tenía una remera blanca de algodón que le dibujaba con delicadeza las curvas del cuerpo. Con sumo cuidado él le subió las mangas hasta la altura de los codos y comenzó a acariciarle la parte de los brazos que quedaban al descubierto.
Ella no podía creer la delicadeza con que la trataba aquel hombre. Tal vez por su propia inexperiencia había temido que las cosas se precipitaran y que él advirtiera lo torpe de sus movimientos. Hasta ese momento no se había animado a tocarlo. Estaba extasiada mirándolo a los ojos y disfrutando del placer que le provocaba la dulzura de sus caricias.
-Te extrañé tanto Rubí. No podía dormir pensando en que me estabas esperando.
Ella sonrió y le acarició la mejilla. Era tan irreal lo que le estaba sucediendo. Nunca imaginó sentir algo tan abrasador por alguien. Aún la dominaba una sensación de incredulidad y de notable asombro ante su actitud vulnerable y frágil.
Trataba de volver sobre sus pasos y recordar el día en que conoció a Cid y no podía hallar la clave de semejante cambio. El eje de su vida había girado por completo y era incapaz de vislumbrar las consecuencias que aquello le acarrearía.
De todas formas no le importaba absolutamente nada. Sus sentimientos por Cid eran tan desmesurados que poco podía hacer para evitar cualquier futura catástrofe.
Sin embargo su honestidad le estaba jugando una mala pasada. Ella no toleraba engañar a nadie mucho menos a Cid y el
ocultarle la historia de su familia lo consideraba una verdadera traición. El tenía derecho de conocer el secreto de su linaje y la libertad para elegir si debía quedarse o huir de una situación tan particular.
Ahora era el momento indicado para hablar. Cuanto más demorara en confesarle su origen más duro sería para ella soportar la posible reacción de Cid.
Lanzó un profundo suspiro y clavó la mirada en los ojos del muchacho. Deseaba que su voz sonara tranquila, aunque en su interior el temor la estaba sofocando.
-Cid, antes que esto siga creciendo, necesito contarte algo.
El la miró con curiosidad y un aire divertido apareció repentinamente en sus pupilas.
-Te escucho prinzessin.
-Ok, esto que voy a decir es muy importante para los dos. Después de que escuches lo que te voy a decir, vas a tener la libertad de elegir.
-¿De elegir?
-Si. Y no hay más que dos opciones. Quedarte y pelear juntos o desaparecer y olvidarte de mí para siempre.
-Pero Rubí…
-No te adelantes, es hora de escuchar.
El desconcierto de Cid aumentaba a medida que Rubí avanzaba en el relato. Frases tales como “la prolongación de la especie”, “los talentos que poseemos desde nuestro nacimiento”, “sólo debemos engendrar mujeres”, “la poción del olvido para los hombres” o “la estricta prohibición de amar a alguien”, le provocaban estupor y un absoluto sentimiento de incredulidad.
Mientras la chica hablaba con un tono casi susurrante, Cid se debatía entre dos impulsos muy determinados. Hacerla callar y tratar de elaborar alguna clase de cuestionamiento o dejar que esa verdadera locura que salía de boca de Rubí continuara hundiéndolo de manera irracional. Se decidió por la primera opción. Apoyó el dedo índice en los labios de la chica y la hizo callar. Luego envolvió el rostro de Rubí con sus manos y le habló con extrema delicadeza.
-¿Te das cuenta que es muy difícil para mí tratar de comprender lo que me estás diciendo?
Ella giró la cabeza y se quedó con la mirada perdida en algún punto del bosque que Cid no alcanzaba a adivinar.
-Rubí por favor, no dejes de mirarme.
La chica obedeció de inmediato. Tenía los ojos inundados de lágrimas. Un atisbo de desesperación apareció en sus pupilas dilatadas.
-Cid ¿es posible que me creas si te demuestro con un hecho concreto lo que te estoy diciendo?
Por primera vez desde que habían empezado a hablar, Cid experimentó un sentimiento de real preocupación.
-No entiendo.
-Cuando te conté sobre nuestros dones olvidé mencionarte que las damas jóvenes tenemos prohibido utilizarlos públicamente. Sólo las jefas de Clan tienen la obligación de meditar y poner en práctica sus talentos en función del bien común.
Cid la miraba cada vez más confundido. ¿Acaso esta pequeña mujer estaba alucinando o era parte de un extraño juego macabro? Sacudió la cabeza intentando borrar esos pensamientos nefastos.
-Cid, antes de tomar una decisión por favor escuchame con atención. Según la fecha de mi nacimiento mi piedra de origen es el rubí. Por ese motivo fui bautizada con ese nombre. Mi piedra es llamada por los sabios “la piedra de la confianza”. Con el tiempo voy a poder desarrollar una habilidad profética absolutamente infalible. Además tengo la capacidad de
ahuyentar los malos pensamientos y de reforzar la confianza de cada una de las personas que necesiten de mi ayuda. Pero uno de los poderes más sobresalientes que poseo es la capacidad de ver hechos pasados y ayudar a la gente a aprender de ellos.
Cid estaba fascinado. La miraba con desconcierto pero al mismo tiempo no podía dejar de escucharla con toda atención.
-No quiero obligarte a demostrarme nada. Te confieso que esta historia es muy extraña para mí y…
Rubí no le permitió continuar. Sin dejar de mirarlo a los ojos, tomó sus manos con suavidad y le dijo:
-Cid puedo ver a una mujer en tu pasado. Los veo en una fiesta. Sí, definitivamente es una boda. –suspiró una vez más y agregó- Tu boda.
El muchacho se sobresaltó. Desde que se habían conocido nunca le había mencionado nada al respecto.
-¡Por favor no me tengas miedo, no podría soportarlo! –gimió la chica con desesperación.
Cid sin que mediara alguna palabra se abalanzó sobre ella y la abrazó con un súbito deseo de protección.
-No te tengo miedo Rubí –le murmuró al oído- Sólo estoy sorprendido.
La besó con ternura y agregó con una nota de pretendido humor:
-¿No vas a negarme que esto no le sucede a uno todos los días, no?
Ella sonrió con tristeza. Estaba profundamente conmovida. Veía el esfuerzo que él hacía para poder aceptar como un hecho natural una situación tan peculiar.
-Además estoy muy preocupado por mi salud mental y física. En vez de salir corriendo de aquí y perderme en el bosque, lo único que deseo es besarte y hacerte el amor hasta perder la razón.
Rubí sintió que las mejillas se le tornaban de un color púrpura profundo. Las palabras brotaron de su boca sin poder evitarlo.
-Olvidé mencionarte que otro de mis dones es incrementar la pasión y los deseos sexuales.
Antes de que él pudiera reponerse de semejante comentario, la chica ruborizada, confesó:
-Este no es el caso. Te puedo asegurar que no tuve nada que ver con tus ansias sexuales. Sería poco gratificante para mí hacer semejante cosa al respecto…
Cid soltó una sonora carcajada. El mundo estaba patas para arriba y sin embargo lo único que él pretendía era estar para siempre con aquella increíble mujer.
Recurriendo a todo el coraje del que era capaz, hizo la pregunta que le estaba dando vueltas en la cabeza desde hacía un largo rato.
-¿Tu familia sabe algo sobre mí?
Ella volvió a evitar su mirada y las manos comenzaron a sudarle copiosamente.
-Sí. Toda mi familia sabe lo que está sucediendo. Mi abuela te descubrió en mi mente en el mismo momento en que puse un pie en la casa. Es imposible evitar que Ágata –cuando se lo propone- vea todo lo que está instalado en tu interior.
Cid emitió un silbido de asombro y continuó con el interrogatorio.
-Aún sin siquiera conocerme, para ellas yo no tengo ninguna oportunidad ¿verdad?
La pena que revelaba el rostro de Rubí no hacía más que incrementar el deseo de Cid de abrazarla y protegerla.
-No tiene que ver con tu persona en particular. Cualquier hombre que estuviera en tu posición sería tomado como un enemigo peligroso para la familia. Ellas nunca te harían daño, pero te aseguro que van a recurrir a todas las formas que estén a su alcance para separarnos.
El muchacho negó con la cabeza de manera testadura. La voz sonó firme cuando dijo:
-Lo única forma de separarnos depende de lo que sientas por mí. Todo esto que acabo de escuchar es algo que apenas mi mente comienza a aceptar. Sin embargo mi amor está intacto o mejor dicho ha crecido aún más. Porque la valentía que me demostraste al contarme la verdad, hace que te quiera mucho más.
Volvió a besarla con una pasión arrolladora. Las emociones se mezclaban en su corazón agitando su respiración y envolviéndole los sentidos.
Ahora no sólo estaba seguro de quererla. Estaba orgulloso de ella. Admiraba el coraje y la determinación de aquella mujer.
Como una revelación, una frase que solía utilizar muy a menudo su hermano apareció en su cabeza y supo de inmediato la decisión que había tomado.
“Tengo en la mano la carta para jugar el juego, cuando quieras.”
La lucha acababa de comenzar…



Su piel

4 comentarios:

Miss Bittersweet dijo...

Me has dejado muy intrigada con lo de la boda de Cid... y también con lo de Topacio y su hermana, ¿qué se acabará desenmascarando?? Un besote bee!

Bee Borjas dijo...

MISS BITTERSWEET:
Hola Miss! En el Cap. 2 Cid cuenta que estuvo casado con su primera novia Lila y que hace un par de años que se han divorciado. Parece que no va a poder ocultarle nada a Rubí! Esta niña tiene una mente muy poderosa! :D
Besos por doquier, amiga!
NELSON:
Thanks for your visit, Nelson!
I was reading your blog. You are doing a beautiful work! I love Vinicius, he was an amazing artist!
Cheers my friend!

MIMOSA dijo...

Definitivamente las cartas están barajadas, ahora sólo es cuestión de que comience el juego, cada cual tiene su papel, cada cual habrá de defenderlo. Veamos pues quien gana, si el amor sobre todas las cosas, el odio desmesurado de Ambar y las normas impuestas por un Clan que parece se resquebraja. Imagino que las componentes del Clan se irán posicionando ante la inminente reunión hacia las familias más fuertes.
Seguiré leyendo sin duda querida amiga.
Siempre es un placer pasearme entre tales maravillosas piedras.
Besos!!!!

Bee Borjas dijo...

Hola Mimi!!!Pero has leído un montón de capítulos, mujer! Jajaja!
Te saco alguna dudas. Como el Clan data de la época de la Edad Media, las damas alcanzan la mayoría de edad a los 16 años. Rubí y Ambar ya cumplieron 17. Con respecto a las frases de las canciones que menciono, son canciones reales de grupos argentinos. Te voy a mandar por Facebook quienes son y cuales son las canciones. Son temas que me gustan desde siempre y me sirven de inspiración.
Me hace mucha ilusión que te guste la historia, es un gran estímulo para mí.
Besos miles, linda Mimi!!! :D