23 septiembre, 2011

Capítulo 52 "Enlazados"

Cid y Rubí caminaban tomados de las manos por la orilla del mar. La noche estaba ventosa pero muy agradable.
Hacía 10` habían dejado a Ben en la puerta del hotel. La reunión en casa de Rubí no se había extendido demasiado, pues Amatista no se sentía muy bien y todos acordaron reunirse al día siguiente para disfrutar de un almuerzo en familia.
Como estaban descalzos, el agua fría del mar los hacía tiritar. La espuma blanca del rompiente traía consigo toda clase de objetos que los hacían trastabillar a cada paso. Ramas pequeñas, conchillas, y alguna que otra estrella de mar se les enredaban entre los dedos de los pies. A medida que pasaban los minutos, el frío se hizo más intenso y ambos decidieron calzarse sus abrigos con el fin de amortiguar un poco el viento. Cid alzó a Rubí y la llevó en andas hasta que llegaron al parador donde se habían visto por primera vez. Ella no dejaba de sonreír y de murmurarle palabras dulces al oído.
Se sentaron muy juntos en una de las playeras del lugar. Cid cubrió con sus brazos a Rubí como si fuese una niña pequeña. Ella sentía que su corazón latía cada vez a mayor velocidad. Cuando Cid se acercó a su cuello y le besó la piel con una delicadeza extrema, pensó seriamente que estaba desvariando. Las piernas se le debilitaban y apenas podía responder a las caricias que el muchacho le estaba regalando. Experimentaba una sensación de avidez que no sabia que podía llegar a sentir por alguien. La respiración entrecortada de Cid le envió una señal que no dejaba lugar para las dudas.
Él estaba atravesando el mismo deseo de posesión que ella apenas podía disimular. Sin siquiera detenerse a pensarlo, lo miró a los ojos y le dijo con voz suplicante:
-Cid… Ya no soporto más… Por favor…
-Rubí… -gimió él sin poder controlar el deseo.
Ambos rodaron por el piso de madera del parador y se confundieron en un frenesí de abrazos, caricias y besos apasionados. De pronto Cid se separó de la chica y con el rostro sumido en la desesperación le dijo con voz ronca:
-Estoy asustado, Rubí. Es que yo nunca…
Ella le lanzó una intensa mirada. Le acarició los labios con la punta de los dedos y le dijo:
-Nunca estuviste con una chica virgen. Si es por eso, yo nunca estuve con un chico con tanta experiencia…-y agregó sonriendo con picardía- ¿Acaso no me vas a cuidar?
Cid se incorporó con decisión y seriamente le dijo:
-¡Por supuesto que te voy a cuidar! ¿Cómo dejaría de cuidar a la mujer de mi vida?
Ella no podía soportar tenerlo tan cerca y escucharlo decir esas cosas. Otra vez la envolvía esa sensación de arrebato y fragilidad que últimamente se apoderaban de su alma cada vez que él la tocaba o le hablaba.
-Debemos encontrar un lugar más, más…
-¿Más qué? –gritó ella frenética.
-Más íntimo prinzessin… Tu primera vez quiero que sea especial.
-Espero que tengas algo en mente –refunfuñó Rubí con cara de pocos amigos.
Cid no pudo evitar lanzar una estruendosa carcajada.
-¡Increíble! La mujer inexperta me hace sentir como un verdadero principiante.
Ella lo volvió a mirar de manera suplicante y confesó con un hilo de voz:
-En realidad tengo mucho miedo de que en cualquier momento desaparezcas.
Cid arrugó el ceño.
-No pienso ir a ningún lado Rubí.
Ella desvió la mirada y murmuró:
-Yo sé que no somos una familia “normal”
-Conozco muchas “familias normales” que dejan mucho que desear. Confieso que ustedes son muy…
-¿Muy?
El la besó en los labios y le susurró con humor:
-Muy especiales.
-¿Eso no te da miedo?
Cid se quedó callado durante un momento. Al fin le respondió:
-No me provoca miedo. El sentimiento es de incertidumbre. Es la primera vez en mi vida que no puedo llegar ni siquiera a vislumbrar lo que el destino nos tiene preparado. Además son demasiadas cosas nuevas y hasta difíciles de comprender.
-Creo que en realidad son cosas difíciles de “creer”. –lo corrigió Rubí con sinceridad- No necesito que disimules conmigo.
De repente la chica se había puesto muy seria. Apesar de ser muy joven, su capacidad mental era notable.
-Cid, seguramente esto que voy a contarte va a terminar arruinando la noche. Pero no quiero ocultarte nada.
El muchacho la miró con curiosidad. Le acarició las manos con amor y esperó en silencio.
-Mi abuela es una mujer que tiene una posición destacada en la reunión del Clan. Apesar de eso, la ley -que todas las damas tienen obligación de cumplir- es la que yo estoy violando en este preciso momento. Ágata no puede hacer nada para evitar una represalia.
Amarte me condena.
Las palabras de Rubí, sonaron como una ráfaga de disparos que atravesaron con brutalidad el corazón de Cid. Se quedó sin palabras. Totalmente en blanco. La palabra “condena” lo había dejado anonadado.
-Lo que quiero decirte es que no me importa nada. Ya no soportaría vivir si no estás conmigo.
Cid respiró con profundidad y habló de manera temblorosa.
-Rubí, yo no puedo permitir que algo malo te suceda. Si algo te llegara a pasar por culpa mía…
Ella le apoyó la mano sobre los labios y lo hizo callar.
-Lo único malo que puede sucederme es no tenerte a mi lado. –y agregó con incertidumbre- Lo que aún no puedo saber es hasta donde son capaces de llegar con su castigo.
-¿De qué castigos me estás hablando? ¡Estamos en pleno Siglo XXI!
La joven le dedicó una sonrisa cansada.
-El Clan tiene casi 10 siglos de antigüedad. Si supieras el esfuerzo que vienen haciendo mi abuela y otras damas para poder flexibilizar un poco la rigidez de las viejas normas…
-¿Los castigos pueden llegar a ser físicos? ¿Utilizan los dones para ello?
-El poder de las piedras es naturalmente positivo. Sin embargo bajo ciertas circunstancias muy especiales…
-Como por ejemplo esta.
Rubí se quedó en silencio. Sabía perfectamente que estaba arruinando la que podría haber sido una noche perfecta de amor, pero adoraba a Cid y no podía dejar de advertirle que las cosas no iban a resultar nada fáciles para ninguno de los dos.
-La hermana de mi abuela Ágata era estéril. La condenaron a vivir recluida y a trabajar para el Clan. Temían que si continuaba con su vida normal, hubiese podido enamorarse de algún hombre y dejar al descubierto la existencia del Clan.
Cid no podía creer lo que estaba escuchando. La pregunta brotó de sus labios al instante.
-¿Y en qué lugar la tienen recluida?
Rubí volvió a sonreír, pero esta vez su sonrisa fue de alegría.
-No pudieron recluirla. Turquesa huyó hace muchísimos años. Ágata logró salvarla. Ninguna de nosotras conoce el lugar donde se encuentra viviendo. Ni siquiera la Guardia Secreta logró encontrarla.
-¿La Guardia Secreta?
La chica hizo una mueca de aversión y dijo:
-De eso prefiero hablar más adelante.
-Ahora sí estoy preocupado, Rubí.
Ella lo abrazó con intensidad y le besó los labios casi con desesperación. El celular que tenía guardado en la campera comenzó a sonar insistentemente. Irritada, miró el visor del móvil. Jade la estaba llamando.
-¿Si? –preguntó con rabia.
-Ágata acaba de llamar desde Valdivia.
-¿A esta hora? Que extraño… ¿Qué dijo?
-Dijo que recuerdes la promesa que le hiciste junto con Cid. Además tenemos un pequeño problema con la tía. Perdoname Rubí pero necesito que vuelvas a casa.
Rubí no podía creer tanta mala suerte. Ágata controlando todo desde lejos y Amatista descompuesta. Con fastidio, le contó a Cid lo que estaba sucediendo. El joven le regaló una conmovedora sonrisa y le dijo con ternura:
-Aunque no me creas, de alguna forma me tranquiliza que no hayamos podido estar juntos. Con las cosas que me contaste mis nervios están a punto de estallar.
-¡Te odio Cid! –gritó con falso enojo la chica y agregó con sensualidad- La próxima vez no vas a salvarte.
Ambos se levantaron de un salto y juntos descendieron por la escalinata del parador. Iban abrazados, casi enlazados.
A pesar de las dificultades que iban a enfrentar, la trampa del amor ya los tenía decididamente capturados.




Cid y Rubí

4 comentarios:

Miss Bittersweet dijo...

Bee, me he puesto al día con la historia del clan! Me gustaría leerte diariamente, pero se me hace imposible, este curso está siendo bastante estresante... La historia entre Cid y Rubí cada vez me gusta más, y también la de Ben y Amatista... ;) un besazo!

Bee Borjas dijo...

Gracias por leer, Miss!!! Tú sigue dándole pelea al curso y pon todas tus energía allí!
El amor está haciendo estragos en esta historia!!! ;D
Besos gigantes, amiga!!!

la MaLquEridA dijo...

No recuerdo en que capítulo me quedé, así que voy de nuevo en este que ya leí dos anteriores otra vez ja.



Besos Bee.

MIMOSA dijo...

Me he quedado embelesada en la primera parta y viendo esta imagen que nos dejas, aún más,.......¡qué fastidio que las pocas oportunidades románticas se tengan que estropear!
Besos