16 septiembre, 2011

Capítulo 47 "Cena para dos"

Cid y Rubí caminaban por las calles de Cariló tomados de las manos.
Cid estaba realmente embelesado con la belleza de la chica. Llevaba un vestido de lino color verde agua que combinaba a la perfección con el color rojo de su brillante cabellera. Estaba radiante. Los ojos de la chica eran dos hogueras donde él se fundía con absoluto placer.
Había decidido pasar a buscarla a pie porque uno de los placeres recientemente descubiertos, era caminar por esa ciudad tomado de la mano de aquella mujer. La brisa marina y el perfume que el cuerpo de Rubí emanaba, eran una combinación muy difícil de resistir.
Ella también estaba extasiada. No podía dejar de mirarlo. El perfil de Cid era el de una escultura viviente. A pesar de que él insistía en que estaba demasiado delgado y falto de músculos, ella lo veía sencillamente adorable. La camisa azul que estaba usando, le quedaba muy bien con el color bronce de su piel y su sonrisa le provocaba un arrebato difícil de disimular. Cuando estaba cerca de él debía controlar sus impulsos. Por momentos lo observaba con tal avidez que temía parecer una desquiciada. Nuevamente pensó la cantidad de veces que había llamado a ese estado de delirio “desvarío cursi” y no podía dejar de reír ante su propia y actual cursilería.
El restaurante que Cid había elegido para la cena era uno de los más bonitos de Cariló. Cuando ingresaron al lugar los condujeron directamente a una mesa que el joven había reservado con anticipación. Desde los amplios ventanales del lugar se podía ver la orilla del mar que arrastraba en su rompiente espuma blanca como la nieve.
-Me gustaría que aceptaras este pequeño regalo.
Cid alargó la mano por sobre la mesa y le entregó a Rubí un estuche confeccionado en madera de ébano. A Rubí le
temblaban las manos. Abrió la caja y descubrió un collar hecho en plata con un rubí engarzado en una gargantilla rígida
que se ceñía a la perfección a su delicado cuello.
Mientras Cid le rozaba la piel para colocarle el collar, Rubí sentía que su cuerpo se debilitaba. La cercanía de aquel
hombre ya se había convertido en una terrible adicción. No soportaba tenerlo lejos y su sola presencia le provocaba
oleadas de frenesí. Se sentía tan ridícula pensando esas cosas, que apenas pudo agradecerle el regalo.
-No se que decir. Es tan, tan…
Cid comenzó a reír con ganas. La miró con picardía y le dijo:
-Me conformo con el sólo hecho de que te guste.
Ella se ruborizó y le dedicó una mirada pretendidamente furiosa.
-¡Claro que me gusta!
Cid lanzó una nueva carcajada. Rubí sonrió con ternura y dijo:
-¿Aún me pregunto hasta cuando vas a mantener la calma?
El muchacho le tendió nuevamente la mano y respondió sin vacilar.
-No voy a engañarte. Después de hablar con tu abuela me pasé el resto de la tarde pensando en todo lo que
está sucediendo. Sin embargo creo que el amor que siento es lo que inclina la balanza decididamente.
La chica apenas pudo controlar el impulso de saltar sobre la mesa y cubrirlo de besos.
-Te quiero, Cid. –y agregó avergonzada- Suena tonto ¿no?
-¡Suena maravilloso!
De pronto la cara de Cid se cubrió de un espeso sudor. Las manos le transpiraban y apenas podía controlar el temblor
que le sacudía el cuerpo. Intentando tranquilizarse, trató de aspirar con profundidad. Nada le daba resultado.
Era como si de golpe todo el oxígeno que necesitaba para respirar hubiera desaparecido de la faz de la tierra.
Rubí entró en pánico. Sin dudar un instante, se arrojó sobre el muchacho y trató de hacerle beber un sorbo de agua.
Fue en ese preciso instante en que descubrió el rostro que menos esperaba encontrar en aquel lugar.
La sonrisa siniestra de Ámbar Pierre le produjo escalofríos. Estaba parada como una estatua de cera cerca de la entrada
del restaurante. A Rubí la sangre le hervía en las venas. Un odio ciego y hasta ese momento desconocido le quemaba las entrañas. Clavó su mirada cargada de ira y enfocó toda su atención en los ojos de Ámbar.
La energía positiva que emanaba Rubí se estrelló como una poderosa onda expansiva contra el cuerpo de Ámbar Pierre.
Entre las fuerzas más resistentes de las piedras, la suya era la única que secundaba la dureza del diamante. Esa cualidad
era una de sus principales armas. A pesar de oponer una feroz resistencia, la energía negativa de Ámbar se fue debilitando rápidamente. A medida que los segundos pasaban Cid fue recuperando el control de su respiración.
Era reconfortante volver a respirar con normalidad. La temperatura corporal terminó de estabilizarse y los temblores lo abandonaron súbitamente. Rubí miró desesperada al muchacho y al comprobar que ya se encontraba estabilizado, corrió
hacia la puerta de salida con la firme intención de perseguir a Ámbar.
Si algo le hubiese llegado a suceder a Cid, ella nunca podría convivir con la culpa.
Logró darle alcance justo en el momento en que la chica intentaba escapar por la esquina. Como un ser poseído por una fuerza sobrenatural, la tomó del cabello y la arrojó con violencia contra la pared. Ámbar quedó atrapada entre las manos de Rubí que le sujetaban el cuello como dos garras infernales.
-Nunca pensé que podía llegar a matar a nadie… -la voz de Rubí rugió en el silencio de la noche- No te atrevas a lastimarlo
La próxima vez no voy a ser tan bondadosa.
Ámbar con un hilo de voz intentó desafiar a la muchacha.
-No creo que te atrevas…
-Yo no estaría tan segura –le murmuró con furia- Primero voy a denunciarte frente al Clan y después espero que encuentres
un buen lugar donde esconderte, porque voy a buscarte y por tu bien espero no encontrarte.
El grito alarmado de Cid la devolvió a la realidad.
-¡Rubí!
La chica sin dejar de sujetar el cuello de Ámbar, miró a Cid y dijo:
-Tengo el desagradable placer de presentarte Ámbar Pierre. Una de las pocas decepciones con las que cuenta el Clan.
Cid miraba a ambas mujeres y no alcanzaba a comprender lo que estaba sucediendo.
-Rubí por favor, la estás lastimando… -alcanzó a balbucear el muchacho.
Rubí liberó el cuello de Ámbar y se limpió las manos con un evidente gesto de asco. Ámbar se incorporó con dificultad
y con la mirada cargada de rencor se alejó corriendo por la calle vacía. Cid se acercó a Rubí y la abrazó con intensidad.
-Me gustaría saber de que se trata todo esto… Estoy alucinando o ¿qué?
Rubí comenzó a llorar y Cid sin saber como reaccionar, la apretó con vehemencia contra su cuerpo.
-No se que hubiese hecho si algo malo te llegaba a suceder. –gimió la chica angustiada.
Cid le apartó el cabello que le cubría parcialmente la cara y la miró asombrado.
-¿Ella tuvo algo que ver con el malestar que sentí dentro del restaurante?
-No lo dudes. Los síntomas que tuviste concuerdan con sus talentos.
-No entiendo.
-Los poderes de las piedras son positivos por naturaleza. Lamentablemente algunas personas no lo utilizan como es debido.
-y agregó con sarcasmo- Una las virtudes que Ámbar debería desarrollar consiste en fortalecer y equilibrar el aparato
respiratorio y el fluido sanguíneo…
Cid no daba crédito a lo que estaba escuchando.
-¿Y una de tus virtudes es salvarme la vida?
Ella sonrió con preocupación. Le acarició la mejilla y le dijo:
-Así es. Además uno de mis dones preferidos es derribar cualquier clase de bloqueo emotivo…
Cid suspiró con resignación. La envolvió entre sus brazos y mientras la conducía hasta la puerta del restaurante le dijo:
-Prinzessin, esto se está convirtiendo en una verdadera caja de sorpresas…





Cena para dos



5 comentarios:

Miss Bittersweet dijo...

A esa Ámbar habría que desterrarla del clan y del planeta! En cuanto aparece en alguno de tus capítulos, me hierve la sangre... Te lo repito porque hace mucho que no te lo digo: me encanta tu historia Bee, publícala! :) Un besote!

Bee Borjas dijo...

Hola milady!!!
Y si, esa Ambar es una chica difícil... Insoportable!
Gracias por tus palabras y me encanta que te guste la historia!
Un beso enorme, linda mujer!

la MaLquEridA dijo...

Creo que Ámbar me está cayendo mal, yo con tres cachetadones la dejaba out jeje, mentira.


Besos Bee.

Bee Borjas dijo...

Jajajaja!!! Estoy de acuerdo contigo, Flor! Esta niña es muy fastidiosa!
Besos miles!!!

MIMOSA dijo...

Es evidente que la Ámbar no es santo de nuestra devoción como lectoras de tu historia......¿por qué siempre ha de aparecer un ángel negro???
¿Aguantará Cid tanta tensión???
¡Los hombre siempre terminan por salir huyendo!!!!!
Besos mi BEE!!!!