03 septiembre, 2011

Capítulo 39 "Ambar"

Los primeros rayos de sol se filtraron a través de la ventana del cuarto de Ámbar. Dio un par de vueltas en la cama tratando de ocultar la cara bajo la almohada y evitar despertarse más temprano de lo que pretendía. Todo fue en vano.
Miró el reloj que había sobre la mesa de luz y descubrió que era más tarde de lo que imaginaba. Para su asombro comprobó que ya habían pasado 15` de las 10 de la mañana. Fastidiada recordó que una de las mucamas le había comentado que el desayuno se servía hasta las 10.30. Saltó de la cama y se duchó a gran velocidad.
Escogió un equipo de calzas negras y un buzo color violeta, se esmeró con un maquillaje rápido y bajó a desayunar.
Cuando llegó al salón comedor la mayoría de los turistas ya habían finalizado el desayuno y se iban separando en pequeños grupos que se dirigían a diferentes destinos.
La bandeja llegó cargada de exquisiteces. Estaba famélica y sin perder tiempo empezó a deleitarse con el suculento servicio. Mientras bebía un delicioso café con leche comenzó a planificar las actividades del día.
Sabía que su principal objetivo era Rubí Roccia, sin embargo la ciudad estaba tan bonita que decidió dar unas cuantas vueltas y gozar del lugar antes de ir a visitar a “su querida amiga”.
Estaba mirando por la ventana del lugar cuando la aparición de alguien llamó poderosamente su atención. La altura del joven lo diferenciaba naturalmente del resto de los transeúntes y lo destacaban de una forma especial. Además su cara emanaba una luminosidad extraordinaria. Hacía mucho tiempo que Ámbar no veía a una persona con tanta felicidad en el rostro.
Los ojos de ese hombre eran como un poderoso imán. Presa de un arrebato incontrolable Ámbar abandonó la mesa y salió corriendo hacia la calle. Estaba a pocos pasos de aquel extraño cuando decidió tomar coraje y llamar su atención de cualquier forma.
-¡Buenos días!
El joven giró sobre su cuerpo y la miró sorprendido.
-Buenos días –respondió sonriendo amablemente
Ámbar complacida le dedicó una mirada sutil y dijo:
-Disculpame, pero como no soy de aquí quería saber si podrías recomendarme algún lugar lindo para visitar.
El muchacho sonrió nuevamente y con humor le confesó que él tampoco era de allí.
-De todas formas creo que vas a encontrar muchos lugares para divertirte. –le respondió en tono de despedida.
La chica desilusionada ante el poco interés del muchacho, no tuvo otra opción que aceptar la derrota con dignidad.
-De todas formas te agradezco tu atención. Me llamo Ámbar.
-Encantado Ámbar. Yo me llamo Cid. Espero que tengas un día divertido.
La chica lo vio alejarse y no pudo reprimir una mueca de fastidio. Ella estaba perdiendo sus encantos o ese hombre estaba tan perdidamente enamorado, que apenas podía ver más allá de sus propias narices.
En fin… Hombres sobraban y a ella le fascinaba practicar ese tipo de cacería.



Faltaban sólo 3 días para la reunión del Clan y Ágata estaba más preocupada que nunca. Plenamente conciente de lo que estaba sucediendo en su casa, era la primera vez en años que prefería quedarse en su hogar en vez de participar en el significativo encuentro. Sin embargo conocía la importancia que tenía su presencia en el cónclave y sabía que su ausencia
iba a despertar demasiadas suspicacias.
Muchas de las damas presentes poseían dones muy poderosos y no tardarían mucho tiempo en descubrir el motivo que le impedía asistir al encuentro en Valdivia.
Además, un mal presentimiento la estaba persiguiendo desde hacía varios días. Los rumores que le habían llegado desde diferentes partes del mundo no colaboraban en absoluto para aplacar su constante estado de preocupación.
La asistencia del clan Pietra, las presiones que había recibido el clan Gestein por parte del gobierno alemán y las dificultades por las que había estado atravesando el clan Pedra conspiraban contra el equilibrio espiritual al que estaba habituada.
Debía viajar y aún no tenía lista la presentación del texto que todas las jefas de familia debían exhibir durante la primera jornada del encuentro.
Amatista salió al jardín y se acercó lentamente a su madre. Ágata estaba tan abstraída en sus pensamientos que no escuchó la llegada de su hija.
-¿Te asusté mamá?
-No te preocupes hija. Yo estaba distraída.
La joven mujer acercó uno de los sillones del jardín y se sentó junto a la anciana. Suspiró y apoyó su mano sobre el brazo de su madre. Ágata miró a su hija con gesto de preocupación.
-¿Estás bien Ami?
La chica sonrió con tristeza.
-Estoy asustada mamá. Dentro de unos días te vas de viaje y acá las cosas están cada vez peor.
-Ya lo se. Estaba pensando justamente en eso.
-Anoche Rubí llegó a la madrugada y discutió con Marina.
Ágata hizo un gran esfuerzo y trató de disimular su consternación.
-¿Ya hablaste con tu hermana?
-Me contó algunas cosas antes de llevar a Esmeralda al colegio. La voy a ver más tarde en el negocio.
-¿Y Rubí? –preguntó la anciana alarmada.
-Jade me dijo que aún estaba durmiendo. Parece que pasó la noche llorando. Jade me comentó que le costó mucho hacerla dormir.
-Quiero saber que sucedió.
Ami desvió la mirada y se quedó observando las flores que bordeaban el sendero de entrada.
-Anoche tuvo una cita con el chico del que está enamorada… Marina la esperó y la confrontó.
Ágata inspiró profundamente y permaneció en silencio durante un breve lapso.
-Voy a tener que hablar con Marina. No quiero que se enfrente a su hija. Rubí es una mujer muy obstinada y no creo que sea una buena idea presionarla.
-Lo se mamá. pero Marina…
-Marina va a tener que recurrir a sus dones si es necesario.
La puerta se abrió y Jade apareció en el umbral sosteniendo una enorme taza de té. Se acercó a las mujeres y las saludó con un beso en las mejillas. Ágata fue la primera en hablar.
-Parece que tuviste una noche bastante agitada…
La chica frunció los labios y masculló entre dientes.
-Últimamente no logro conciliar muy bien el sueño.
La abuela sonrió ante el comentario irónico de la chica.
-La lealtad ante todo. Aprecio tu fidelidad Jade.
-Así me han educado ustedes, nana. Es nuestro sello de familia ¿no?
El sol del mediodía comenzaba a iluminar todo el jardín. Los pétalos de las flores brillaban con intensidad y el césped recién regado parecía una bella alfombra natural.
Mientras el exterior de la casa Roccia resplandecía con todo su esplendor, el equilibrio interno de la familia apenas pendía de un hilo…




Ambar Pierre



2 comentarios:

MIMOSA dijo...

Bueno, no he empezado a leerlo y sólo el título me revuelve las entrañas, je,je,je.
Agggggggggg!!! ¿Y ésta que tiene??? ¿¿Acaso lleva un detector de hombres incorporado??? ¡Y esa cara! Lo dice todo esa mirada de loba mala!!!
Besos Bebe!

la MaLquEridA dijo...

¿Ámbar se encaprichará con Cid? Dios de todos los cielos, arderá Troya.


Besos Bee.