21 julio, 2011

Capítulo 1

El extenso bosque de Cariló estaba más frondoso que de costumbre. Los enormes árboles se erguían como menhires dispuestos en forma estratégica por la mano de Dios. Ya había pasado la temporada de verano y los visitantes se habían retirado de allí hacía ya casi un mes. La tranquilidad acunaba al pueblo y parecía adueñarse por completo del centenario bosque.
Hacía un buen rato que Ágata caminaba entre la vegetación y extasiada miraba la belleza que la rodeaba. Cada vez que sus ojos se elevaban entre las ramas, podía ver trozos de un cielo tan azul como el mar que se vislumbraba desde donde ella estaba parada. La respiración era suave y rítmica. Los pulmones se llenaban de aire puro y de un suave olor a vegetación nueva y fresca.
Esta era la época favorita de la anciana. Podía meditar y relajarse. No necesitaba estar tan atenta y ocupada en mantener las apariencias. Sin duda, los riesgos se multiplicaban durante los veranos. Demasiada gente rondando y muchas cuestiones que proteger y vigilar. Últimamente se estaba sintiendo bastante fatigada. Ya había cumplido 80 años y las responsabilidades no parecían cesar. No quería ser injusta con su hija Marina pero muchas veces las reacciones de ella la obligaban a imponer su viejo y acertado criterio.
Las chicas estaban creciendo y si bien necesitaban ser guiadas, la rigidez de su hija la preocupaba sobremanera. En lo profundo de su corazón temía que tanta disciplina ejerciera el efecto contrario en las jóvenes. Esmeralda era pequeña aún, pero las otras dos ya empezaban a experimentar las reacciones típicas de la juventud.
Además ¿quién podía comprender la situación especial en las que ellas se encontraban? La simulación era parte esencial de su existencia y a medida que crecían todo se complicaba naturalmente. Era un momento crucial para  las mujeres del Clan, pues  empezaban a surgir los cuestionamientos y los intentos vanos por revelarse a un destino forjado hacía muchos siglos atrás. En el pasado la vida de las mujeres se veía limitada a formar un familia y a construir un hogar. Ahora la evolución del mundo y sus nuevas normas conspiraban con el antiguo orden. En la actualidad las cosas han cambiado radicalmente. La mayoría de las mujeres tienen la oportunidad de escoger con decisión y libertad. Disfrutan de su sexualidad sin temores y optan por vivir solas o acompañadas sin necesidad de liarse a vetustos contratos matrimoniales.
Pero para Ágata esto es otra cosa. A partir del momento en que una de las integrantes de la familia cruzaba el umbral de los 16 años, el juego de la vida comenzaba otra vez.  Las chicas estaban creciendo rápidamente y por primera vez en mucho tiempo se sentía genuinamente preocupada. Jade no había generado demasiado alboroto con respecto al tema, pero Rubí siempre había tenido un genio decididamente revolucionario. Era tan dura como una verdadera roca y trataba de llevar sus ideas hasta las últimas consecuencias. Apasionada y visceral, desbordaba inteligencia y confianza en sí misma.
Marina, su propia madre, solía tener discusiones muy a menudo con ella. La mayoría de las veces había tenido que recurrir a sus habilidades para poder llegar a una solución armónica. Y lo más preocupante era su aspecto. Nunca se había fijado demasiado en su apariencia. De hecho sus hermanas y su tía la habían alentado desde pequeña a ocuparse un poco más al respecto. Rubí siempre ignoró tales consejos y parecía por el contrario dejar esa parte de su vida absolutamente de lado. Pero sus genes se estaban revelando y su energía y contextura física se desarrollaban más allá de su atención. Y ese desborde de hormonas la hacía cada vez más visible y encantadora a los ojos de los demás. Leía con fruición y no dejaba de interesarse por todo lo que ocurría a su alrededor. Establecía vínculos rápidamente y poseía una habilidad negociadora innata. Sin duda su mayoría de edad iba a acarrearles innumerables problemas.
Durante siglos la historia volvía a repetirse y era su deber vital hacer cumplir las reglas. Ágata lo sabía muy bien.
De ello dependía la supervivencia de su familia.

10 comentarios:

Ricardo Miñana dijo...

Escribes muy bien, un placer leerte.
Te dejo mis saludos y deseo tengas un
feliz fin de semana.
un abrazo.

María dijo...

me gusta... y... vamos que es un principio de historia que me deja con ganas de leer más!!

un beso

Uno De Barba dijo...

Buena idea, me sumo!

Abrazo.

Bee Borjas dijo...

RICARDO, MARíA y ESCRITOR:
Muchas gracias por sumarse a la aventura!
Un cariño para los tres!

escarcha dijo...

uuuhhh que buenooo!!!
dame tiempo que lo leo!
esta tarde tranquila te comento
;-)
besos amiga

Bee Borjas dijo...

ESCARCHA:
Qué bueno es contar siempre con vos, Diana! Tu energía me contagia y me anima siempre! Se te quiere un montón, morocha!
Besos brujos! :D

la MaLquEridA dijo...

Blogger me robó mi comentario Bee.

Bee Borjas dijo...

LA MALQUERIDA:
Hola Flor! No te preocupes, amiga!
Yo sé que estás aquí. A mí me está sucediendo lo mismo con Blogger. Lo que me gratifica es saber que puedes leer algo de esta nueva propuesta.
Besos enormes, linda Flor!

MIMOSA dijo...

Bueno, esto comienza con un bello ramillete de mujeres, un clan fuerte sin duda, donde enraizar las historias de cada una: Agata,Marina, Esmeralda,Jade, Rubí,.....veamos a donde nos llevan.
Enhorabuena por esta nueva aventura, espero que sea todo un bello descubrimiento!!
Besos, besos y más besos!!!!!

Peregrino dijo...

Tarde pero seguro. Planteas un inicio prometedor y estoy seguro que seguirá mejor. Adelante Bee!!!